¿Qué hubiese pasado si, hace 10 años, alguien nos hubiera anticipado que los conocimientos en ciencias de datos, comunicación digital y ciberseguridad serían de los más buscados en el mercado laboral? Quizá hubiésemos seguido esos temas con más atención o tal vez nos hubiéramos capacitado y hasta reorientado a una subespecialidad asociada. Los momentos de grandes disrupciones -como los que hoy impulsa el cambio tecnológico, climático y demográfico- abren algunas puertas y cierran otras. Aprovechar las oportunidades que se presentan en el mundo del trabajo no requiere de una bola de cristal, pero sí de Estados, empresas y personas atentas a las transformaciones y, valga la redundancia, dispuestas a transformarse exponen Megan Ballesty, co-líder de Sur Futuro e investigadora de la Red Sudamericana de Economía Aplicada y Sofía Alberro, investigadora de Sur Futuro y de la Red Sudamericana de Economía Aplicada.
Algunos segmentos del mercado laboral ya se posicionan como estratégicos. Son los que llamamos “empleos de futuro”, porque resultan indispensables para hacer frente a tendencias que se profundizarán en los próximos años. Según las expertas, este grupo de empleos “privilegiados” incluye los trabajos en disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática por sus siglas en inglés), el empleo verde -que incorpora procesos y prácticas sustentables- y, finalmente, los trabajos asociados al cuidado de personas. Estos últimos, que abarcan áreas de salud, educación, cuidados personales y trabajo en casas particulares son servicios cada vez más necesarios ante una población que envejece aceleradamente.
La estimación de cuántos empleos de futuro tenemos en Argentina indica que en nuestro país el mercado de trabajo del futuro ya está en construcción, sostienen las consultoras. Un 23% de los empleos urbanos se orientan a estos segmentos que podemos considerar resilientes frente a las megatendencias que están reconfigurando los sistemas productivos. El porcentaje es similar al de Chile, Uruguay y el promedio de las economías de ingresos altos del mundo. Al igual que en el resto del mundo, en Argentina los trabajos de futuro conviven y se confunden con los tradicionales. Sin embargo, se vislumbra un horizonte que promete recompensas a quienes logren alinearse rápidamente con las actividades en expansión.
Detrás de estas cifras, sin embargo, se esconden desafíos. Uno de ellos tiene que ver con la calidad del trabajo: 8 de cada 10 empleos de futuro en Argentina pertenecen a un único segmento, el de los empleos del cuidado. Si bien son trabajos con una demanda alta y de relevancia estratégica, esto no los transforma automáticamente en “buenos empleos”. Argentina, al igual que muchos países de la región, tiene una participación elevada en los segmentos de menor calificación de la economía del cuidado, como el trabajo en casas particulares. En contraste, en los países desarrollados, predominan las áreas de salud y educación, que además ofrecen mejores condiciones de trabajo para puestos equivalentes. Profesionalizar y mejorar las condiciones de empleo de sectores en crecimiento como la economía del cuidado es condición necesaria para moldear un mercado de trabajo futuro más justo. Esto es particularmente importante para las mujeres argentinas, ya que 1 de cada 3 tiene un empleo asociado a los cuidados, indican Ballesty y Alberro.
¿Cómo aprovechar las oportunidades y abordar los desafíos laborales que ya se vislumbran para el futuro? Necesitamos estrategias integrales que aborden distintos desafíos en simultáneo. En términos de cantidad de empleos resilientes, es importante dirigir esfuerzos para promover la creación de más empleos verdes y STEM. Esto requiere políticas productivas alineadas con un plan de desarrollo que fomente actividades estratégicas, pero también sistemas robustos y actualizados de formación para el trabajo que apoyen la transición de las personas a empleos más resilientes. Es muy importante avanzar en esta dirección con una visión inclusiva que fomente la participación de más mujeres en estos segmentos que son clave para el futuro, pero que en el pasado siempre se concibieron como ámbitos masculinos. También es necesario abordar los desafíos de calidad del trabajo desde políticas de formalización y certificación de habilidades, indispensables para capitalizar las oportunidades vinculadas a una economía del cuidado en crecimiento, apuntan las investigadoras de Sur Futuro.